Un Viaje a los Sabores Olvidados de la Tierra Andina y Amazónica
El Perú es reconocido como la cuna de la papa y la quinua, pero más allá de estos alimentos mundialmente famosos existe un universo de productos olvidados, cultivados durante milenios y relegados por la modernidad, la globalización y las dinámicas de mercado. Estos alimentos perdidos del Perú aún sobreviven en chacras familiares, comunidades campesinas y mercados locales, guardando un tesoro nutricional y cultural que espera ser redescubierto.
Viajar tras estos alimentos no solo es una experiencia culinaria, sino también un encuentro con la historia prehispánica, la resistencia de los pueblos andinos y amazónicos, y la biodiversidad que convierte al Perú en uno de los países megadiversos del planeta.
Historia de los alimentos perdidos
La domesticación de plantas en el Perú se remonta a más de 7,000 años. Civilizaciones como Caral, Chavín, Nazca e Inca desarrollaron sistemas agrícolas avanzados en terrazas, waru-warus y canales de riego que permitieron diversificar cultivos. Durante siglos, se consumieron cientos de variedades de granos, tubérculos, raíces, hierbas y frutas.
Con la Conquista española muchos productos fueron reemplazados por trigo, cebada, arroz y ganado europeo. Posteriormente, la globalización consolidó un monocultivo de consumo: quinua, papa y maíz eclipsaron a decenas de especies que fueron consideradas “menores”. Hoy, gracias a la gastronomía y a la ciencia, resurgen los esfuerzos por rescatar estos sabores olvidados.
Principales alimentos perdidos del Perú
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Tarwi (chocho) – Leguminosa rica en proteínas, usada en sopas y ajíes por los incas. Tras la colonia fue relegada por su sabor amargo. Hoy vuelve como superalimento.
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Kañiwa (cañihua) – Grano hermano de la quinua, resistente a heladas extremas. Fue vital en el altiplano preincaico.
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Arracacha – Tubérculo perfumado, base de sopas rituales mochicas y huancas.
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Mashua – Cultivada en terrazas incas, se usaba tanto en medicina como en gastronomía.
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Oca – Conocida como “el dulce de los Andes”, se endulza al sol.
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Cushuro (llullucha) – Alga andina que los cronistas españoles describieron como “caviar verde”.
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Ñuña – Maíz reventón usado en rituales festivos preincaicos.
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Cushuro negro – Variante menos conocida, consumida en pueblos de la sierra central.
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Maca – Raíz de Junín que los guerreros incas tomaban para ganar resistencia.
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Yacón – Raíz dulce usada como “miel vegetal” en culturas precolombinas.
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Paico – Hierba aromática presente en ofrendas y medicina incaica.
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Ají charapita – Ají amazónico diminuto, considerado un tesoro culinario.
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Camu camu – Fruto de la selva con la mayor concentración de vitamina C del mundo.
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Cocona – Fruta amazónica descrita en crónicas jesuitas por su acidez y frescura.
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Sacha inchi – Semilla amazónica usada desde tiempos prehispánicos en aceites y rituales.
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Kiwicha (amaranto) – Cultivo sagrado de los incas, hoy rescatado en panes y galletas.
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Camote morado nativo – Raíz costeña usada en ofrendas mochicas y como base de rituales agrícolas.
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Maíz morocho y culli – Razas antiguas con usos ceremoniales y chicheros.
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Quinua negra y roja – Menos comercializadas, usadas en festividades andinas.
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Frutas olvidadas amazónicas – como uvilla, guanábana silvestre, copoazú y aguaje en desuso urbano.
Dónde encontrarlos y cómo llegar
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Cusco y Puno (Andes sur): mercados de San Pedro y Huancaro, comunidades de Maras, Chinchero y Lago Titicaca.
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Junín y Huancavelica: chacras de maca, arracacha y mashua.
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Ayacucho y Apurímac: productores de kiwicha y tarwi.
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Loreto (Iquitos): mercados de Belén con camu camu, cocona y charapita.
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San Martín (Tarapoto): chacras de sacha inchi y frutas amazónicas.
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Oxapampa (Pasco): rutas de yacón y hierbas medicinales.
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Lima (Costa): mercados de Surquillo, Magdalena y bioferias donde se venden semillas nativas.
Clima y mejor época
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Andes: temporada seca (mayo–septiembre), ideal para caminatas y cosechas.
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Selva: lluvias (noviembre–abril) revelan frutos frescos y abundantes.
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Costa: verano (diciembre–marzo) ofrece frutas de estación y camotes.
Experiencias y actividades recomendadas
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Visitas comunitarias: cosecha de oca y mashua en chacras.
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Ferias agrarias: festivales de la kiwicha en Ayacucho y de la maca en Junín.
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Rutas amazónicas: talleres de salsas con cocona y charapita.
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Turismo vivencial: preparar chicha de maíz culli en Cusco o Puno.
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Catas: de aceites de sacha inchi y harinas de cañihua.
Precio promedio de actividades:
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Taller gastronómico: S/ 120 – 200.
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Experiencia comunitaria con almuerzo: S/ 150 – 300.
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Ruta de mercado con guía: S/ 80 – 150.
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Eco-lodge con alimentación nativa: S/ 250 – 600 por noche.
Gastronomía local: platos y bebidas con alimentos perdidos
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Sierra: chupe de tarwi, puré de arracacha, ensalada de cushuro, mazamorra de cañihua.
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Selva: salsas de cocona y charapita, jugo de camu camu, pescado en hoja de bijao con paico.
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Costa: causa de camote morado, chicha morada de maíz culli, panes de kiwicha.
Hoteles recomendados
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Cusco: hoteles boutique en San Blas que sirven desayunos con kiwicha y quinua.
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Puno: eco-lodges en comunidades del lago con menú de tarwi y cushuro.
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Iquitos: albergues amazónicos que ofrecen jugos de cocona y camu camu.
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Oxapampa: eco-lodges con biohuertos de yacón y paico.
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Lima: alojamientos boutique en Barranco y Miraflores con gastronomía de productos nativos.
Consejos prácticos
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Comprar directamente en ferias campesinas para asegurar frescura y precio justo.
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Evitar extraer cushuro de lagunas por impacto ambiental.
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Llevar efectivo en soles y madrugar para recorrer mercados.
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Consultar antes de transportar semillas; mejor optar por harinas o conservas.
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Probar siempre los alimentos en recetas locales antes de comprarlos al por mayor.
Presupuesto estimado por día
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Alojamiento: S/ 100 – 350
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Comidas con productos nativos: S/ 60 – 150
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Actividades/talleres: S/ 80 – 200
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Transporte local: S/ 20 – 120
Total diario: entre S/ 260 y S/ 820, según estilo de viaje.
Preguntas frecuentes
¿Qué diferencia a estos alimentos de los más comunes?
Son variedades antiguas, menos comercializadas y con mayor biodiversidad genética.
¿Se pueden encontrar en Lima?
Sí, en mercados tradicionales y bioferias de fin de semana.
¿Son caros?
En comunidades rurales son accesibles; en ciudades pueden costar más por transporte y escasez.
¿Vale la pena un guía especializado?
Sí, para comprender el valor cultural, los rituales y las técnicas de preparación.
Conclusión
Explorar los alimentos perdidos del Perú es una forma de viajar diferente: uniendo historia, cultura, naturaleza y sabor. Cada bocado es un reencuentro con la sabiduría ancestral y una apuesta por la sostenibilidad. Recuperarlos no es solo probarlos, sino también defender la biodiversidad y apoyar a las comunidades que los preservan.


